Reforma
constitucional
Las
propuestas que se esbozan brevemente en este programa político son
la aplicación práctica del Ideario carlista en el momento actual.
Pero no quedarían completas sin una amplia reforma constitucional
que adecuara el marco jurídico chileno a su ser tradicional
histórico, el que
resume el lema Dios, Patria-Fueros y Rey.
En
el capítulo dedicado a la Economía, hemos mencionado repetidamente
la necesidad de unas leyes morales que regulen la actuación del Estado y de los actores económicos.
No
hay sistema que funcione correctamente si quienes lo gobiernan se
apartan de las normas de la moral. Durante los últimos años, la
acción de los gobiernos liberales y socialistas se ha encaminado a
borrar de la vida pública todo lo que signifique Religión Católica.
El resultado ha sido una corrupción general: promiscuidad sexual,
familias rotas, drogadicción, enriquecimientos ilícitos, etc.
Por
tanto la reforma constitucional debe ir encaminada a:
Declarar
la confesionalidad católica del Estado, único medio de evitar la
tiranía de los gobiernos, garantizando el sometimiento de la
autoridad y la legislación a las normas inmutables del derecho
natural.
Distinguir
entre soberanía política (el rey y sus gobiernos) y soberanía
social (la sociedad real, representada principalmente en las cámaras ).
Dar
contenido a la institución monárquica – en las tareas de
gobierno, dotando al Rey de Poder Reglamentario y haciendo que
presida las cámaras y las reuniones del Gobierno o Consejo
de Ministros, asumiendo el derecho de veto ante las materias más
graves, y absorbiendo además, el papel de instituciones como el
defensor del pueblo u otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario